OCTUBRE 2013

01.10.2013 00:00

El descubrimiento de América es el acontecimiento de más trascendencia que haya realizado la humanidad a través de los tiempos, al par que amplió los límites de la Tierra, abrió impensablemente horizontes al espíritu. El genio hispano lo consolidó con la conquista, empresa esta tan ardua y ciclópea que no tiene términos posibles de comparación en los anales de todos los pueblos.

He aquí un extracto de los fundamentos que acompañan el decreto por el cual el Presidente Hipólito Irigoyen instituyó el 12 de octubre como Día de la Raza y lo declaró fiesta nacional. Es una pequeña pero significativa muestra del sentimiento y la retórica hispanoamericana que campeaba por entonces en la cultura oficial y los círculos intelectuales latinoamericanos. Desde principios del siglo XX, la reconciliación de América con España avanzaba y se consolida: la antigua potencia opresora se iba transformando gradualmente en la Madre Patria.

Sin embargo esta postura originó años más tarde, muchas polémicas. La discusión comienza con el siguiente interrogante: ¿de qué descubrimiento puede hablarse cuando los españoles llegaron a un continente poblado y desarrollado culturalmente hacía siglos? La controversia excede lo somático y se instala en la ética: ¿Hay que celebrar el 12 de octubre? No hay una respuesta. La conquista española fue cruenta y cruel, sólo mitigada por un puñado de misioneros (los Jesuitas), que crearon ámbitos de libertad y justicia para los indios.