Por siempre Ramón… !!! Presente!!

25.03.2015 13:01

Semblanza a Ramón Girau
Por siempre Ramón… !!!

El «Negro» Ramón Girau, movilizado por su sensibilidad, cobijó a su sobrino, Oscar Toloza, quien durante su adolescencia fue perseguido y torturado. La represión ejercida sobre el cuerpo y la mente de Oscar, no logró cumplir los objetivos de la dictadura, sino que la fortaleza de las enseñanzas de su tío, hacen que con orgullo en la actualidad siga ejerciendo el oficio de las artes gráficas y son esos mismos saberes e ideales transmitidos por su tío, que desde que se radicó en Morteros, silenciosamente aportó a la construcción del vecinalismo con fuerte sentido social y al crecimiento de la niñez desde el deporte, además de acompañar solidariamente ante la necesidad.  Oscar Toloza, lo recuerda a través de un escrito publicado en el libro «Homenaje a Militantes Santafesinos»
Gervasio Ramón Girau «Negro»
Militante peronista y montonero, el 1 de septiembre de 1978, fue secuestrado-desaparecido en Rosario a la edad de 31 años.
Conocido como el «Negro» y como Ramón Girau, era el hijo menor de su familia. Nació en la laguna «La Palma», Santiago del Estero. A los 6 años con su familia se radica en Santa Fe.
A base de esfuerzo y sacrificio, con 18 años ya tenía su propia empresa: «Gráfica Girau», pero sobre todo desde muy joven lo preocuparon las grandes diferencias sociales y la falta de oportunidades que tenía la gente más carenciada de Suardi. Esto lo motivó a tomar parte de la Juventud Peronista y por su intervención se logra el alumbrado público del Barrio de San Miguel. Integra la comisión para crear la capilla del barrio, estrechando relaciones con sacerdotes tercermundistas.
Como miembro de la comisión de Acción Social comunal, entre otras acciones tramita pensiones y jubilaciones. Fue uno de los impulsores para la instalación del Centro Sanitario, actual Samco, organizando festivales en la Sociedad Cosmopolita para lograr la compra de equipamiento y mejoramiento de las instalaciones. Como parte de la Secretaría de Cultura emprendieron cursos de alfabetización  y costura.
Su hermana Sara expresa «Empezaste a interiorizarte en las necesidades de los más humildes y tu nombre cambió; dejaste de ser Ramón, el dueño de la imprenta, para ser el ‘Negrito’, la voz defensora de su gente, de su barrio, El que nunca vaciló en dar su vida por sus ideales». Ese fue uno de los motivos de su vida: que nadie se sienta discriminado por el color de su piel, educación o pobreza».
Fuente: Roberto Baschetti
Recordar a quien tuviera tanta influencia en mi vida, es una tarea que me genera muchas sensaciones, muchos recuerdos de una etapa de mi vida, que recuerdo con cariño.
Tratar de ser objetivo, será extremadamente difícil, ¿cómo ser objetivo con alguien que tuvo tanto que ver con la formación de mi persona? Sin idolatrar, ni endiosar, trataré dejar una semblanza de una persona con altos valores morales, y una capacidad intelectual envidiable.
No voy a hacer mención, aunque quisiera, de las convicciones ideológicas de Ramón, porque ésa es otra cuestión, aunque esas convicciones, discutibles o no, lo condujeron a ser uno de los tantos desaparecidos en esa época tan oscura de la historia de nuestro querido país, sólo quiero expresarme del ser humano, de la persona, del «Tío» Ramón.
Apasionado, solidario, luchador, soñador, son algunos de los calificativos que me vienen a la mente, innovador, de una gran personalidad y un carisma tremendo, a mí me encantaba escucharlo discutir y hablar de los temas de la actualidad de su pueblo, de nuestro país, tan tremendamente castigado por las diferentes políticas nefastas que nos han tocado vivir.
Creo poder dar fe de lo que él siempre pregonaba, la solidaridad con los menos pudientes, con los necesitados. A los doce años de edad, siendo todavía yo un niño, alumno de séptimo grado, tengo la desgracia que mi familia se desmembrara, tomando mis hermanos y yo, diferentes rumbos, algunos fueron con mi madre, otro con mi padre, en fin, cosas de la vida, yo ya había empezado a trabajar en la Gráfica Girau, una pequeña imprenta entonces, propiedad de Ramón, él me ofreció vivir en su casa, y que siguiera trabajando en la imprenta, por supuesto que acepté, allí comencé a aprender las artes gráficas, a la par de él, oficio del cual todavía hoy, más de 35 años después, sostengo a mi familia. También tengo muy presente los festivales para recaudar fondos la instalación del actual Samco en ese entonces apenas una sala asistencial.
Puntilloso y exigente en las tareas de la imprenta, aprendí a trabajar con responsabilidad y seriedad, a ser prolijo, a conocer la «galera», el «componedor», el «tipómetro», «cíceros», «picas», «lingotes», «cuadratines», etc., etc., ¡cuánto le agradezco!.
En el año 1975 trajo la primera impresora offset a Suardi y su zona de influencia, toda una innovación en las artes gráficas, dónde todo se hacía con los tipos móviles, y se imprimía en las minervas o una máquina tipográfica plana, era un gran avance. Llegamos a ser varios compañeros trabajando en el taller.
Con el tiempo, el taller había crecido de tal manera, que fue necesario trasladar la imprenta a otros mercados. Bueno, Santa Fe fue el destino, allá fuimos los dos, a tratar de hacer crecer la imprenta, pero era un momento del país muy difícil, en marzo de 1976 llegó a nuestro país una dictadura, la más nefasta de la historia, se hizo cada vez más difícil trabajar, allanamientos, mermas en el flujo de trabajo, una economía que no ayudaba a crecer.
Recuerdo que durante el día trabajábamos a destajo en el taller, por la noche yo iba al colegio secundario, era una imposición por parte de él que agradezco eternamente.
A mediados de 1976, me tuve que volver, la situación política era insostenible, las desapariciones de personas eran moneda corriente, pensó que era demasiado riesgo que me quedara con él, a partir de allí, nunca más supe de él, nunca más lo vi, pero igual guardo en lo más profundo de mi corazón su recuerdo, sus consejos y recomendaciones para la vida.
En lo personal fui objeto de persecución, presiones y hasta tortura, para confesar lo que sabía de él, dónde se había ido, que pasó con su imprenta, por supuesto que no lo sabía, y aunque lo supiera, no lo habría confesado.
Ojalá que estas pocas líneas sirvan para dejar aunque más no sea un pequeño homenaje a la persona de Ramón Girau, con quién estaré en eterna deuda, siempre estuvo y estará en mi recuerdo.
 
Simplemente Gracias tío!!!. 
Oscar Toloza