Mente Sana

01.01.2016 00:01

Recordando entrañables fragmentos de “El principito” traemos algunas de las enseñanzas más bellas que nos dejó para la vida.

En primer lugar nos recuerda la importancia de las pequeñas cosas, esas que pasan desapercibidas. Debemos de devolverle a los pequeños detalles el lugar que se merecen, puesto que un día nos daremos cuenta de que ellos son los que constituyen las más grandes hazañas.

Lo que para muchos es poco, para otros es mucho, por eso debemos apreciar cosas tan simples como los buenos días con un beso o un gesto de cariño. Si tu pareja, tu familia o tú mismo te reclamas la presencia de los pequeños placeres, hazte caso, pues son las que te hacen grande y conforman el aroma de los recuerdos.

Recuerda que, de la misma forma que un mar está compuesto por gotitas de agua, un día por diminutos segundos y una vida por infinidad de experiencias, el amor se forma con los pequeños detalles y tú te compones de cada una de estas pequeñas cosas que vives y que te hacen único.

Todo el mundo trata de realizar algo grande sin darse cuenta de que la vida se compone de lo más básico. Sé sincero con tu necesidad de hacer lo correcto en cada momento, porque tu interior te habla para decirte que no necesitas tener espectadores para sentirte grande.

La belleza no se mide por lo que podemos apreciar a simple vista, pues la verdadera belleza es una actitud. Vivimos preocupados por las apariencias y por no desentonar ante los convencionalismos que nos aprisionan  y no nos permiten mostrar al mundo nuestro esplendor.

La realidad es que no existe en el planeta un maquillaje que consiga embellecer un corazón feo. Tenemos un grave problema a la hora de comprender esto que, por otra parte, es sumamente importante para gestar nuestra autoestima.

Un interior hermoso se construye amando la vida y deshaciéndonos de las ausencias y de los sentimientos negativos. Se constituye engrandeciendo nuestro mundo interior, haciéndolo más extenso, eliminando la comodidad emocional y coleccionando motivos propios.

Sé suave, no dejes que el dolor te endurezca. No dejes que el dolor te haga odiar, no permitas que la amargura te domine. Crea tu propia belleza, una que no se pueda definir con palabras y cultívate con los pequeños detalles.
Porque solo se ve bien con el corazón, pues lo esencial es invisible a los ojos…