MARZO 2014

01.03.2014 00:00
Los jóvenes, como los árboles pequeños, dependen de la solidez de sus raíces, de la fortaleza de sus tejidos y de su resistencia a los vientos y a las tempestades. También de los apoyos para que no se desvíe su eje troncal y la sabiduría de quitar a tiempo la estaca, para que el árbol -ya formado- crezca en ramas, en frutos, en flores, en nuevas semillas.

Se afirma que la adolescencia es una dura etapa en la vida de los seres hermanos, depende del joven y del medio que lo circunda, además se encuentra supeditado a la solidez de la raíz y a la firmeza de la estaca que le sirvió de sostén.

Existen muchos que quieren torcer a ese todavía frágil arbolito. Estos son los poderosos representantes de la sociedad de consumo que hoy parece apoderarse de todo, incluso de la voluntad de los jóvenes. Los excesos están entre nosotros y debemos convivir con ellos. Por eso los frágiles arbolitos solo tienen la posibilidad de recostarse en las estacas o sea en los padres. Sólo ellos, a través de la comprensión de los problemas de sus hijos, llámense: falta de interés y voluntad, adicciones, poca afición al estudio, mal carácter, violencia, servirán de guía orientadora.

Bernard Shaw, el incisivo escritor irlandés decía que “la juventud es una enfermedad que se cura con el tiempo” para ello necesitan todo nuestro apoyo y comprensión, además de contribuir a que tengan fuertes raíces y sepan resistir las tempestades del futuro.

La Dirección.