La valija de los recuerdos - Tinteros -

01.06.2013 00:00

El lápiz se usó en las escuelas en los primeros grados y se usa todavía. Allá por la década de 1930 hizo su aparición en las aulas un líquido de color oscuro, a veces casi negro, con olor agrio, siempre decidido a mancharlo todo, desde la hoja blanca del cuaderno hasta el guardapolvo.

Con la tinta llegó el tintero, un recipiente de loza blanco que culminaba su parte superior con una especie de salvavidas en cuyo centro había un orificio de entrada y salida. Como este recipiente creó la necesidad de evitar su volcamiento, para ello se dotó al pupitre de un agujero en el que entraba ajustadamente.

Rito casi diario era que el maestro enviase a un alumno para pedir al portero que llegara hasta el aula para proveer del líquido elemento a los tinteros, que portaba en un gran frasco o jarra. Mientras brotaba obviamente tinta aguada, cada estudiante usó casi siempre el papel secante para secar pluma y cuaderno.

Después la tecnología incorporó en una misma entrega tinta y pluma, y, aquellos inolvidables tinteros de loza desaparecieron de a poco de los armarios escolares.

Centro de Estudios Históricos.