Julio 2015

01.07.2015 00:01

Mayo es la libertad y julio la independencia que completan el círculo de nuestra soberanía.

Hace 199 años el diputado sanjuanino Francisco Narciso de Laprida tuvo el privilegio de preguntar a los congresales si querían ser independientes, después de un largo tiempo de guerras libertarias. Era un momento cargado de nobles ideales, ya que se peleó por derechos elementales como la libertad y la independencia y seguramente por un concepto distinto de justicia.

Hoy, a casi doscientos años nadie podría afirmar que se vive en un país donde reúne la justicia y la seguridad.

No hay ejércitos realistas y elegimos a nuestros gobernantes, sin embargo en épocas sin guerras no gozamos de paz y siendo dueños de nuestras cosechas hay muchos argentinos con hambre. Muchos jueces no son justos y muchos gobernantes no son probos. Algo grave nos debe haber pasado, no comprendimos a nuestros próceres o no leímos bien la historia. Creímos que la lucha había terminado con la Declaración de la Independencia y que bastaba con entonar el Himno y colocarnos la escarapela en nuestro pecho.

Debemos apelar a nuestras reservas morales y personales a disposición de un país que reclama la valentía y la educación de su pueblo.