Febrero 2015

01.02.2015 00:01

La igualdad que hace a los pueblos libres incluye inevitablemente a la cultura.

La cultura es lo que nos trasciende más allá de nuestra vida y de nuestro paso por el planeta. Lo que denominamos cultura de manera amplia, organiza nuestros hábitos, nuestra forma de pensar, el juego de los niños y el trabajo de todos los días. La cultura nos abre las puertas para conocer y entender las cosas que tocamos y aquello que nuestros sentidos no pueden captar y nos da la posibilidad de representar a través de distintas manifestaciones todo ese cúmulo de vivencias, pensamientos, experiencias y deseos que nos envuelven.

Apostar por la cultura es apostar por la libertad, por el crecimiento y por el desarrollo de los pueblos y su gente pues contribuye a expandir el conocimiento del mundo y de las sociedades que nos atraviesan y a multiplicar en definitiva las opciones de la vida de los ciudadanos y la posibilidad de pensar y desear transformaciones y cambios.

Como derecho inalienable de los pueblos, merece que se garantice su distribución para lograr la igualdad, la aceptación de lo diverso y la posibilidad de vivir, tocar y sentir los bienes artísticos que son creados y recreados en su nombre.