El delito que enlutó a la familia Bonaldi

01.05.2013 00:00

El 7 de mayo de 1922, tres ladrones y asesinos, asaltan en horas de la noche, la chacra de don Pedro Bonaldi, ubicada en el distrito Suardi y dan muerte al dueño del campo.
En esos momentos en que la criminalidad avanzaba a pasos agigantados, la vida y la seguridad del colono se hallaba seriamente amenazada. Sujetos de mal vivir, que, alejados por las policías de las ciudades y centros poblados, intentaban llevar a cabo sus fechorías en las regiones del campo, contra sus pacíficos moradores.
Don Pedro Bonaldi, de nacionalidad italiana, de 58 años de edad, llegó al país siendo muy joven. Aquí formó un hogar logrando un porvenir venturoso.
La noche del 7 de mayo, la mayoría de los ocho hijos de don Pedro, se habían ido al pueblo. Solamente el hijo Domingo y su hermanita quedaron en la chacra con los padres.
Los malhechores vieron en el pueblo a los hermanos Bonaldi y, dispuestos a aprovechar la oportunidad para dar el golpe, se llegaron hasta la chacra.
Domingo Bonaldi, hijo de la víctima, contando apenas 23 años, dormía en esos momentos en su habitación que estaba separada de la casa paterna. Despierta violentamente por los ladridos de los perros y el pedido de auxilio de su padre. Armado de una escopeta, con arrojo y sangre fría, se lanza en su ayuda. Encuentra a su padre herido de muerte y, decisivamente dispara sobre uno de los asaltantes matándolo. Vuelve a disparar en la oscuridad sobre los otros, fallando. Éstos logran escapar. Con posterioridad, serán detenidos en la localidad de Brinkmann.
Dada la forma que actuaron los malvivientes, la determinación y el valor de Domingo Bonaldi para afrontar el peligro, salvó las vidas de los familiares restantes que estaban en la casa.